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Mis lágrimas llevan el peso de la vida.

No tengo nada nuevo que decir, así que diré lo obvio: Estoy perdida.
Terror. En eso vivo, en el terror de amar intensamente.
Voy de fuga en fuga, y ahora estoy entre el peso de mis lamentos, y una posibilidad de felicidad fugaz
quizás, casi eterna.
Perderé por dos si lo estropeo ésta vez.
Quedaré más que solitaria.
Quedaré sin nadie.
¡Jamás he lidiado con presión, y ahora debo intentarlo a como de lugar!
Veo motas de dolor caer del techo
y de las paredes rebosan y tiemblan esas voces que no paran de hacerme morir
y por las ventanas se escurre tu voz, que trata de hacerlas callar.
¿Dónde estás en éste momento?
¡No me dejen sola! ¿No entienden que no puedo soportarlo? ¡No puedo soportarme!
No puedo hacer callar a esas voces yo sola, y tu cantar ya no las detiene
sólo, a veces, les baja el volumen
pero
de pronto vuelven con más fuerza, recordándome que no sirvo y que todo éste show terminará pronto.
No estaré para pedir disculpas, así que disculpa por eso, pero las promesas no son mi fuerte.
Éste es el reality show de un dolor con el peso de la vida.

No tengo nada nuevo que decir, así que diré lo obvio: Estoy perdida.

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