Tomando distancia de un amor prófugo de realidad con demasiada presión psicológica.
No pude más, disculpa.
Te necesité por un momento, y estuviste allí.
Diste el abrigo que mi cuerpo exigía.
Y como siempre dije, ningún beso como los tuyos... Ninguno.
Sólo tú podías volverme chica con tan sólo estar frente a mi con tu dolor reflejado en tus ojos.
Lo sentía. Sentí tu dolor, y me desgarró.
Tú sentiste mi dolor, y al segundo mi ausencia.
Estuve más ausente que lo que jamás estuve realmente.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Disculpa, pero no puedo decir mucho.
No pretendía no sentir suficiente.
No pretendía perderlo todo de esa manera.
No pretendía dejarte así.
Pero como ves, y nunca quisiste notar, soy egoísta compulsiva.
Hago las cosas sin pensar, y cuando no, es porque pienso demasiado y lo dejo para luego...
para cuando se me olvide y lo recuerde con más intensidad, más furia y más atrevimiento
tal cual pasó el rompimiento.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Necesitabas estar por encima de mi; y realmente espero que lo estés.
No te deseo más que fotuna; y podría jurar que tú no me deseas más que ruinas
pero no
no respondas...
Sea o no eso cierto, tienes todo el derecho de hacerlo; y si no, pues tienes el permiso de no hacerlo.
Lo digo con gran tranquilidad porque desde el día en el cual acepté estar junto a ti, para luego no estarlo - No es que lo haya planeado así, pues sí sabía, pero no sabía que tan corto sería el plazo- supe que -posiblemente- en ti naciera un sentimiento de rencor hacia mi.
Perdón, pero no me necesitabas.
No me necesitas.
Y yo ya te he olvidado.
Aunque no lo entiendas, te pienso, pero te he olvidado.
Eso sí, quiero dejar algo muy claro...
Ninguna palabra fue dicha sin significado.
Te aseguro que en el instante que dije que me dolías... De verdad lo hacías.
Y en el segundo en el cual te dije que te quería... Lo sentí tal cual.
No sé en qué grado
no sé de qué manera
no sé por cuánto tiempo
pero sí te aseguro que fue sentida desde muy dentro.
No me excuso; sólo me queda decir: Feliz nueve.
No pude más, disculpa.
Te necesité por un momento, y estuviste allí.
Diste el abrigo que mi cuerpo exigía.
Y como siempre dije, ningún beso como los tuyos... Ninguno.
Sólo tú podías volverme chica con tan sólo estar frente a mi con tu dolor reflejado en tus ojos.
Lo sentía. Sentí tu dolor, y me desgarró.
Tú sentiste mi dolor, y al segundo mi ausencia.
Estuve más ausente que lo que jamás estuve realmente.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Disculpa, pero no puedo decir mucho.
No pretendía no sentir suficiente.
No pretendía perderlo todo de esa manera.
No pretendía dejarte así.
Pero como ves, y nunca quisiste notar, soy egoísta compulsiva.
Hago las cosas sin pensar, y cuando no, es porque pienso demasiado y lo dejo para luego...
para cuando se me olvide y lo recuerde con más intensidad, más furia y más atrevimiento
tal cual pasó el rompimiento.
¿Cuánto tiempo ha pasado?
Necesitabas estar por encima de mi; y realmente espero que lo estés.
No te deseo más que fotuna; y podría jurar que tú no me deseas más que ruinas
pero no
no respondas...
Sea o no eso cierto, tienes todo el derecho de hacerlo; y si no, pues tienes el permiso de no hacerlo.
Lo digo con gran tranquilidad porque desde el día en el cual acepté estar junto a ti, para luego no estarlo - No es que lo haya planeado así, pues sí sabía, pero no sabía que tan corto sería el plazo- supe que -posiblemente- en ti naciera un sentimiento de rencor hacia mi.
Perdón, pero no me necesitabas.
No me necesitas.
Y yo ya te he olvidado.
Aunque no lo entiendas, te pienso, pero te he olvidado.
Eso sí, quiero dejar algo muy claro...
Ninguna palabra fue dicha sin significado.
Te aseguro que en el instante que dije que me dolías... De verdad lo hacías.
Y en el segundo en el cual te dije que te quería... Lo sentí tal cual.
No sé en qué grado
no sé de qué manera
no sé por cuánto tiempo
pero sí te aseguro que fue sentida desde muy dentro.
No me excuso; sólo me queda decir: Feliz nueve.
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