La felicidad está tal cual mi piel: Pálida.
Mi mente al igual que mi mirada: Nublada.
Mi vida al igual que mis pulmones: Ahogados.
¿Se supone que deba hacer como si nada mientras lastimo?
Lo lamento, pero debo lamentarlo, ya que no hacerlo me crea más versiones de mi que no estoy preparada para aceptar.
No es mi culpa que me vean como un arrullo seguro, como un hogar cálido, es cierto, pero, si los hago entrar con la mirada es mi culpa, aunque no sea lo que les quiero decir, al mirarles es mi culpa.
Me culpo por todo el daño que poseen los de mi alrededor.
Dicen una y otra vez, en todas partes, que las personas cambian y huyen cuando son lastimados. Pero jamás han dicho que, a veces, muy ocasionalmente, también sucede lo mismo cuando uno es quien lastima.
Tengo tanto nada que vivir, que ya me fatiga incluso escribir, pero es lo que me queda, así que sólo toca escribir hasta que no tenga con qué escribir, teclear, pensar, recordar, con qué hablar, con qué murmurar. No seré callada mientras viva.
No seré callada mientras mi mente tenga qué decir.
Mientras, siento que muero aquí.
La felicidad está tal cual mi piel: Pálida.
Mi mente al igual que mi mirada: Nublada.
Mi vida al igual que mis pulmones: Ahogados.
Mi mente al igual que mi mirada: Nublada.
Mi vida al igual que mis pulmones: Ahogados.
¿Se supone que deba hacer como si nada mientras lastimo?
Lo lamento, pero debo lamentarlo, ya que no hacerlo me crea más versiones de mi que no estoy preparada para aceptar.
No es mi culpa que me vean como un arrullo seguro, como un hogar cálido, es cierto, pero, si los hago entrar con la mirada es mi culpa, aunque no sea lo que les quiero decir, al mirarles es mi culpa.
Me culpo por todo el daño que poseen los de mi alrededor.
Dicen una y otra vez, en todas partes, que las personas cambian y huyen cuando son lastimados. Pero jamás han dicho que, a veces, muy ocasionalmente, también sucede lo mismo cuando uno es quien lastima.
Tengo tanto nada que vivir, que ya me fatiga incluso escribir, pero es lo que me queda, así que sólo toca escribir hasta que no tenga con qué escribir, teclear, pensar, recordar, con qué hablar, con qué murmurar. No seré callada mientras viva.
No seré callada mientras mi mente tenga qué decir.
Mientras, siento que muero aquí.
La felicidad está tal cual mi piel: Pálida.
Mi mente al igual que mi mirada: Nublada.
Mi vida al igual que mis pulmones: Ahogados.
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