En esos pequeños grandes momentos donde la cordura me abandona...
Es la paranoia que se asoma y me vuelve un cataclismo precioso.
Entonces allí estoy, echa cenizas
con mis labios más que rojos y las mejillas más que húmedas
ojos de drogata, y alma de vagabunda
desolada
con el maquillaje echo un desastre
esa es la tristeza
¿Alguien puede terminar con todo ésto? Yo he intentado y no he podido.
éste alcohol tan dulce terminará conmigo por el día de hoy.
¿Dónde están cuando se les necesita?
Lejos, ese es el problema
mi subconsciente deja escapar a mis fantasmas y se esconde bajo la alfombra justo cuando todos mis ángeles duermen.
Ahora la inestabilidad la debo controlar a solas.
Es la paranoia que se asoma y me susurra que me ahogaré; que pronto me ahogaré y nadie estará allí para sacarme de la presión que no está. Pero estoy, y me encuentro en el suelo. ¿Quién me empujó?
Mis manos están temblando, ¿Están ausentes?
¿Quién está ausente? ¿Estoy ausente?
Me duele la cabeza, y los escalofríos no paran.
¿Alguien sabe mentir?
Por favor, díganme que no hay tal devastación en mi... En esos pequeños grandes momentos donde la cordura me abandona.
Es la paranoia que se asoma y me vuelve un cataclismo precioso.
Entonces allí estoy, echa cenizas
con mis labios más que rojos y las mejillas más que húmedas
ojos de drogata, y alma de vagabunda
desolada
con el maquillaje echo un desastre
esa es la tristeza
¿Alguien puede terminar con todo ésto? Yo he intentado y no he podido.
éste alcohol tan dulce terminará conmigo por el día de hoy.
¿Dónde están cuando se les necesita?
Lejos, ese es el problema
mi subconsciente deja escapar a mis fantasmas y se esconde bajo la alfombra justo cuando todos mis ángeles duermen.
Ahora la inestabilidad la debo controlar a solas.
Es la paranoia que se asoma y me susurra que me ahogaré; que pronto me ahogaré y nadie estará allí para sacarme de la presión que no está. Pero estoy, y me encuentro en el suelo. ¿Quién me empujó?
Mis manos están temblando, ¿Están ausentes?
¿Quién está ausente? ¿Estoy ausente?
Me duele la cabeza, y los escalofríos no paran.
¿Alguien sabe mentir?
Por favor, díganme que no hay tal devastación en mi... En esos pequeños grandes momentos donde la cordura me abandona.
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