Y entonces me encuentro aquí y allá. ¿Escuchas el sonar del agua sobre las piedras?
Es hermoso, es una vista, una energía, es la naturaleza frente a tus pupilas, es una imagen nítida de la perfección en una realidad poco conocida.
Llegas, y escuchas el sonar de las cascadas, tocas el suelo descalzo, y es frío, pero un frío como para soportarlo. Hueles a bonanza, y tus pulmones se sienten puros, y tu alma está en calma.
Nada que pensar, al menos no cuando estás sumergida, allí todo tu cuerpo se siente ligero, aunque queriendo ser pesado para mantenerse en las profundidades. Mira las burbujas que emergen de tu boca al gritar, hablar, o al soltar ese aire contenido en tu pecho.
Quieres permanecer bajo esa tranquilidad por todo lo que te resta de vida, aunque no sea mucho, vale la pena, sí que lo vale.
Y si tus pensamientos te invaden, hay una cortina mágica, casi trasparente que deforma la realidad y hace que sólo escuches lo que dice ella. Son las cascadas, ellas te esperan tras su nacer, y entonces, se supone que deberías sentirte ahogado, pero no lo haces, es una tranquilidad que nace de sus gritos. Estoy tras esa cortina con tanto que pensar, sin nada en mi mente ahora. Escucho el agua golpeando con el agua, escucho nada, escucho la parte calmada de mi alma, adoro esa cortina, adoro verla y ver como deforma la realidad que está después de ella.
¿Otras de sus cosas mágica? Hacerte gozar del sufrimiento de la adrenalina. Es porque en una esquina hay 3 metros de altura que lleva a esa agua helada, calma y agitada. Y entonces al saltar, sólo piensas en ya estar sumergida, sientes brisa, y luego en cada poro de tu cuerpo una emoción intensa, y luego, sientes humedad, y como al instante estás sumergida, y al otro burbujas te rodean, sientes como ese aire de aquellas burbujas te elevan a la superficie, tu mismo cuerpo que sientes ligero, ahora es aire, y luego de eso, repites el suceso una y otra y otra vez.
Si no te quieres bañar, no lo hagas, pero tan sólo escucha el agua, te aseguro que tus pensamientos se convertirán en un submarino, navegarás por todo el lugar sin darte cuenta, cuando reacciones, estarás empapado en calma.
Es hermoso vivir así, en tranquilidad y emoción. Con todo dentro, lejos de todo, con tan sólo una parte de ti.
El dique es mi lugar preferido, estoy ansiosa por permanecer allí toda una eternidad.
Es hermoso, es una vista, una energía, es la naturaleza frente a tus pupilas, es una imagen nítida de la perfección en una realidad poco conocida.
Llegas, y escuchas el sonar de las cascadas, tocas el suelo descalzo, y es frío, pero un frío como para soportarlo. Hueles a bonanza, y tus pulmones se sienten puros, y tu alma está en calma.
Nada que pensar, al menos no cuando estás sumergida, allí todo tu cuerpo se siente ligero, aunque queriendo ser pesado para mantenerse en las profundidades. Mira las burbujas que emergen de tu boca al gritar, hablar, o al soltar ese aire contenido en tu pecho.
Quieres permanecer bajo esa tranquilidad por todo lo que te resta de vida, aunque no sea mucho, vale la pena, sí que lo vale.
Y si tus pensamientos te invaden, hay una cortina mágica, casi trasparente que deforma la realidad y hace que sólo escuches lo que dice ella. Son las cascadas, ellas te esperan tras su nacer, y entonces, se supone que deberías sentirte ahogado, pero no lo haces, es una tranquilidad que nace de sus gritos. Estoy tras esa cortina con tanto que pensar, sin nada en mi mente ahora. Escucho el agua golpeando con el agua, escucho nada, escucho la parte calmada de mi alma, adoro esa cortina, adoro verla y ver como deforma la realidad que está después de ella.
¿Otras de sus cosas mágica? Hacerte gozar del sufrimiento de la adrenalina. Es porque en una esquina hay 3 metros de altura que lleva a esa agua helada, calma y agitada. Y entonces al saltar, sólo piensas en ya estar sumergida, sientes brisa, y luego en cada poro de tu cuerpo una emoción intensa, y luego, sientes humedad, y como al instante estás sumergida, y al otro burbujas te rodean, sientes como ese aire de aquellas burbujas te elevan a la superficie, tu mismo cuerpo que sientes ligero, ahora es aire, y luego de eso, repites el suceso una y otra y otra vez.
Si no te quieres bañar, no lo hagas, pero tan sólo escucha el agua, te aseguro que tus pensamientos se convertirán en un submarino, navegarás por todo el lugar sin darte cuenta, cuando reacciones, estarás empapado en calma.
Es hermoso vivir así, en tranquilidad y emoción. Con todo dentro, lejos de todo, con tan sólo una parte de ti.
El dique es mi lugar preferido, estoy ansiosa por permanecer allí toda una eternidad.
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