Es más ridículamente complicado. Algo como, no lo sé, alguna dulce agonía que te exaspera y desespera hasta el punto en el que duele aquella felicidad por no saber manejarla. Con ese miedo constante porque despiertes de pronto. Esa duda de "¿Será real?"
Es que tanta felicidad no puede estar dentro de una persona, pues un humano no la soporta lo suficiente, no con tanto a su alrededor que es lo opuesto, o no le hace justicia a lo que debería.
Entonces, es así, tanta felicidad hace agonizar de la manera más placentera. Hace que quieras ver tus sesos por el suelo y perderte sin ellos, y sin tu hígado, y sin nada tuyo dentro más que la esencia de esa materia "Felicidad". ¡Tu núcleo desea estallar!
Estallar por tanta materia acumulada, y entonces multiplicarse a mil.
Cuán aburrido considero que los escritores se enamoren y sean correspondidos.
¿El por qué? Porque entonces vivirían en la simplicidad de la felicidad, envueltos en un amor sin complicaciones ni dolor.
¿Qué escritor va a querer escribir de la felicidad? O no, no, esa no sería la pregunta correcta; la pregunta correcta sería: ¿Qué lector apasionado querrá leer de la felicidad?
Me considero más escritora que lectora, por supuesto, pero, sin embargo, si he de leer, debe ser de algo que tenga un sentir profundo, y la felicidad no es más profunda que el dolor, de hecho la considero superficial.
Qué asco me da enamorarme y ser correspondida, señoras y señores. Pues ya no siento más esa felicidad en la tristeza de la soledad, ahora es sólo un sentir, y es el terrible amor que me envuelve de una manera casi ilógica.
Imaginen que están acostados en una sábana, y esa sábana está cubierta de pegamento. Bien, ahora imagínense que tengan un sueño estupendo y corren, y saltan, y bailan en el sueño, y lo que hacen en el sueño, lo hacen acostados en la sábana. Entonces, mientras más se mueven, más esa sábana los cubre, y los envuelve, y ustedes no le pueden safar. Lo imaginan asfixiante, ¿Cierto? Bien, pues, eso no es lo que se siente ¿Saben por qué? Porque siguen durmiendo, así que no sentirán el exterior, simplemente seguirán soñando, sin saber lo que ocurre...
Pero resulta que yo sí lo siento, porque tengo este extraño suceso de soñar, pero saber que todo es un sueño. Entonces, al saber que todo es un sueño, sé que voy a despertar tarde o temprano, aunque no lo quiera, ni lo espere.
Entonces, así estoy ahora. Envuelta en ese amor, tan perfecto, y tedioso, tan simple, y con tanta locura... Realmente feliz, ¡terriblemente feliz! con tanta simplicidad que me llena, y de hecho, no me deja ni escribir acerca de lo que sé escribir: El dolor.
Entonces, mientras estoy feliz, sé que ésto no será siempre, (Al igual que mis sueños) sé que despertaré, aunque no lo quiera hacer.
Es que tanta felicidad no puede estar dentro de una persona, pues un humano no la soporta lo suficiente, no con tanto a su alrededor que es lo opuesto, o no le hace justicia a lo que debería.
Entonces, es así, tanta felicidad hace agonizar de la manera más placentera. Hace que quieras ver tus sesos por el suelo y perderte sin ellos, y sin tu hígado, y sin nada tuyo dentro más que la esencia de esa materia "Felicidad". ¡Tu núcleo desea estallar!
Estallar por tanta materia acumulada, y entonces multiplicarse a mil.
Cuán aburrido considero que los escritores se enamoren y sean correspondidos.
¿El por qué? Porque entonces vivirían en la simplicidad de la felicidad, envueltos en un amor sin complicaciones ni dolor.
¿Qué escritor va a querer escribir de la felicidad? O no, no, esa no sería la pregunta correcta; la pregunta correcta sería: ¿Qué lector apasionado querrá leer de la felicidad?
Me considero más escritora que lectora, por supuesto, pero, sin embargo, si he de leer, debe ser de algo que tenga un sentir profundo, y la felicidad no es más profunda que el dolor, de hecho la considero superficial.
Qué asco me da enamorarme y ser correspondida, señoras y señores. Pues ya no siento más esa felicidad en la tristeza de la soledad, ahora es sólo un sentir, y es el terrible amor que me envuelve de una manera casi ilógica.
Imaginen que están acostados en una sábana, y esa sábana está cubierta de pegamento. Bien, ahora imagínense que tengan un sueño estupendo y corren, y saltan, y bailan en el sueño, y lo que hacen en el sueño, lo hacen acostados en la sábana. Entonces, mientras más se mueven, más esa sábana los cubre, y los envuelve, y ustedes no le pueden safar. Lo imaginan asfixiante, ¿Cierto? Bien, pues, eso no es lo que se siente ¿Saben por qué? Porque siguen durmiendo, así que no sentirán el exterior, simplemente seguirán soñando, sin saber lo que ocurre...
Pero resulta que yo sí lo siento, porque tengo este extraño suceso de soñar, pero saber que todo es un sueño. Entonces, al saber que todo es un sueño, sé que voy a despertar tarde o temprano, aunque no lo quiera, ni lo espere.
Entonces, así estoy ahora. Envuelta en ese amor, tan perfecto, y tedioso, tan simple, y con tanta locura... Realmente feliz, ¡terriblemente feliz! con tanta simplicidad que me llena, y de hecho, no me deja ni escribir acerca de lo que sé escribir: El dolor.
Entonces, mientras estoy feliz, sé que ésto no será siempre, (Al igual que mis sueños) sé que despertaré, aunque no lo quiera hacer.
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