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Historia de idiota para idiotas.

Yo era quien llevaba el control de las emociones
En lo que a lo sentimental se refería era yo quien colocaba el orden...
Cuándo el sí, el no, las pausas y las repeticiones.

Así es, en ese sentido, yo era la que tenía el control, pero, en cuanto pisábamos la entrada de su habitación, ya yo no tenía validez en nada. Entonces él era quien se encargaba de todo.
En la pasión, en lo físico, él colocaba el orden.
El cómo, el cuándo, las pausas y las repeticiones.

Pero, entonces un día, estábamos en su habitación, y yo involucré las emociones, y él quiso tomar el control de todo, y su intensidad varió, fue todo más apresurado y más confuso, tanto, que no creí haber escuchado bien.

Le besé la frente, sus mejillas, su pequeña nariz, y finalmente sus labios. No imaginan cómo adoré ese momento, y entonces, le miré con ternura, y él sonrió y me miró de una manera...

- No me mires así.

Él sabe a lo que me refiero, aunque siempre responde "Así cómo"... Luego dijo: - Esos besos
- ¿A qué te refieres? -Respondí-
- Nuestros besos son tan... *Seguido de un respiro*

Eso se sabía... ¿Por qué lo dijo? Lo peor es que no encontraba cómo decirlo, y yo no sabía cómo responder, porque aún intento no explotar antes de tiempo, y menos ahora, en la despedida. Ésta fue una despedida sin "Adiós" Fue dulce, fue larga, fue como para querer quedarse. Pero no lo hice, aunque desde aquél día me pregunto si estoy más allá, junto a él, que aquí, junto a mi.

Un "Te amo" encontré en un papel, luego que llegué a casa.

Soy yo, Katherine, explotando voces grises, extrañando a Diego como no tienen idea.
Lo eramos todo, pero yo no lo soporté, y realmente no sé exactamente a qué le tuve miedo.

Algo que recuerdo de ese día con claridad, cuando iba a tomar el taxi para ir a su casa, es que estaba totalmente nublado, así, tal cual me encantan los días, nublados con brisa húmeda.
Entonces de camino a su casa, fui conversando con el taxi, y, bueno, algo que no podré olvidar es que el taxi, recién conociéndome me dijo "Pero, joder, sí que eres complicada."
Les juro. No hablábamos de amor, no hablábamos de política, hablábamos de mí, y de lo que hacía, y a veces pensaba, y tal y cual, y lo dijo así. Claro que yo reí a carcajadas, y respondí con un "Lo sé, a menudo lo recuerdo". Menudo taxista, ah, vino a decir eso de mi justo el día más pesado y complicado. Y menudo ambiente tan perfecto, justo el día más pesado y complicado.
El taxista entonces dijo: - Vaya, quien vaya a estar contigo, sea como amigo o como novio, debe ser bien paciente
- Vaya que sí - Respondí- yo no creo exigir mucho, pero paciencia, la paciencia es algo primordial.
Y pensé en Diego de la manera única. Justo ese día, justo el día más pesado y complicado.
Tenía un frío horrible en ese taxi, Dios Santo, no se imaginan cuánto. Yo sólo pensaba en Diego y en lo tibio que siempre está. Sólo pensaba en acurrucarme en él de la manera más dulce.
Así es, justo ese día le pensé de esa manera, justo ese día, justo el día más pesado y complicado.

Entonces llegué a su casa casi temblando de frío, apenas le saludé, no lo sé, lo primero que salió de mis labios fue un "Tengo frío"
Y entonces él, inmediatamente, me abrazó. Me abrazó como abraza quien quiere dar calor de una manera sutil, de una manera que provoca no soltarse nunca, que provoca sufrir de frío siempre sólo para siempre estar rodeada por sus brazos.

Compartimos palabras, sin hablar del por qué fui yo  hasta allá. Pero, ¿Quién quiere hablar del final cuando están tan perfectos juntos?
Pero bueno, Somos felices cuando estamos juntos, luego de eso no.
Hablamos de sus parejas sexuales, y de las mías. No sé si quedó en claro, pero eso no es relevante.
Hicimos preguntas tan tontas como "¿Alguna vez has fumado? ¿Desde cuándo que no lo haces?", él respondió algo como "Hace mucho que no fumo".
Cosas tontas. Estúpidos nosotros al dejar lo difícil para el final.
Entre besos y miradas, y pasión, y ésto y lo otro. Estábamos ya en su habitación, y... Vaya que me encanta cuando entrelaza sus dedos a mi cabello, y su manera de mirar cuando quiere estar conmigo en su totalidad.
Uno de los problemas es que, con él, en la habitación, no me puedo controlar. Y no es su culpa, ni es la mía, es simple, somos nosotros y ya, y basta... Y basta.
"Diego te ama" dijo él, se sintió estúpido al decirlo, y creo que yo también al escucharlo.
No sé si fue por escucharlo decir en tercera persona, o porque yo no dije nada.
Quería responderle, lo juro, pero qué caso tenía, por más que le amase, mi decisión es huír, como siempre.
Algo en lo que estoy segura, es que jamás me sentiré tan plena como cuando estoy con él, jamás sentiré el amor como cuando estoy con él. Jamás encontraré a alguien siquiera similar a él.
Y temo eso, de verdad que sí, pero, creo que temo más estar con él. Y es nuevo, lo juro, pues, antes temía por él, y ahora lo hago por mí. ¿Es por darme cuenta que le amo? ¿O es por querer amarle? ¿O es por perder... No lo sé.
Yo me fui, me fui queriendo quedarme.
Me fui estando más con él que conmigo.
Me fui con un "Te amo" queriendo salir más de mi boca que un "Adiós"
Justo por eso no dije nada, porque si abría mis labios, lo que dijese, podría ser mentira. Tanto el "Te amo" como el "Adiós"

Y ese fue el fin, un fin con un beso, y luego un silencio de mi parte. De su parte, sólo dijo "Suerte"
Yo le diría lo mismo, pero, no, no podía abrir mi boca como ya dije antes.

Él me escribió una nota en mi bolso con un "Te extrañaré" Yo mentalmente dije, "Ni te imaginas cómo yo también lo haré."

Esa noche, se suponía que hablaríamos por teléfono hasta quedarnos dormidos, y que esa sería nuestra última vez, la última vez que sabríamos de nosotros, última vez que nos escucharíamos, o algo así. Al menos, última vez refiriéndonos a, si nos conseguimos en unos años.
Y, bueno, me disculpo, porque me quedé dormida desde antes. Así es, entonces, dormí sin su voz, y él durmió sin la mía. Dormimos solos queriendo escuchar un último suspiro lejano.


"Y como ésta historia es de idiotas; continuará..."

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