No soy humana, pero aún nadie sabe de qué es mi disfraz.
Pero ustedes siguen viéndome dulce y como alguien predecible. Pobres criaturas ignorantes ante mi ser.
Estoy jugando con todos ustedes como juego con marionetas.
A veces les hablo a mis marionetas mientras juego con ellas, las confundo y a la final me temen.
Nadie se imagina lo que soy, ni de qué estoy hecha.
Aunque, si desean intentar describirlo, pues bienvenidos sean...
Por un momento respiren hondo, cierren los ojos e imaginen suma oscuridad, imaginen el miedo, imaginen el terror, imaginen lo más terrible que han de imaginar, su sufrimiento, ira, desdicha, dolor, dolor mental, imaginen monstruos y demonios juntos, sigan en la oscuridad y sigan imaginando dolor y terror, sientan miedo, quiero que se imaginen atrapados en su mente, corriendo, huyendo, rodeados de tinieblas. Bien, ¿Lo hicieron? Pues nada de eso soy yo. Yo soy eso que incluso temen imaginar, soy lo que no pueden imaginar por miedo a que sea real.
Y aquí estoy, soy su realidad haciéndola peor. Vomito en ustedes y juego con cada neurona de su cerebro.
Inyecto locura e inestabilidad en su psiquis y todo lo que encuentro lo vuelvo un juego.
Cuando tengan miedo, recuérdenme, me encanta hacerlos sufrir, me alimento de su sufrimiento mental.
No soy humana, pero aún nadie sabe de quién ni de qué es mi disfraz.
No tengan miedo de la muerte, tengan miedo de no morir.
No es mi culpa que me vean inofensiva, vulnerable y soluble.
Creen en mi mirada y en mi sonrisa, ilusos.
Me visten ante sus ojos de ingenua, niña inocente que teme herirlos.
Dejen sus ideas de creerse superiores a un lado. Si no los hiero es porque no quiero malgastar mi tiempo.
Herir es crear enemigos, y yo ni como eso los quiero.
Juego a ser humana los 365 días del año. ¿Alguien sabe qué hay dentro de mi?
No, claro que no lo saben.
Mis lágrimas son de una escena robada de cine, mi sonrisa de alguien con fe que encontré por allí y dijo que no existen las pérdidas. Y mi mirada... Tengan cuidado con mi mirada, pues se la robé a un bebé que aún creía en santa, en los cuentos de hadas y en la "felicidad eterna"
Mi alma no es negra, simplemente es sombra.
Lo último que ustedes quisieran en sus vidas, es llegar a mi mente.
En mi imaginación ustedes sufren lentamente. El infierno en comparación es un hotel 5 estrellas.Pero ustedes siguen viéndome dulce y como alguien predecible. Pobres criaturas ignorantes ante mi ser.
Estoy jugando con todos ustedes como juego con marionetas.
A veces les hablo a mis marionetas mientras juego con ellas, las confundo y a la final me temen.
Nadie se imagina lo que soy, ni de qué estoy hecha.
Aunque, si desean intentar describirlo, pues bienvenidos sean...
Por un momento respiren hondo, cierren los ojos e imaginen suma oscuridad, imaginen el miedo, imaginen el terror, imaginen lo más terrible que han de imaginar, su sufrimiento, ira, desdicha, dolor, dolor mental, imaginen monstruos y demonios juntos, sigan en la oscuridad y sigan imaginando dolor y terror, sientan miedo, quiero que se imaginen atrapados en su mente, corriendo, huyendo, rodeados de tinieblas. Bien, ¿Lo hicieron? Pues nada de eso soy yo. Yo soy eso que incluso temen imaginar, soy lo que no pueden imaginar por miedo a que sea real.
Y aquí estoy, soy su realidad haciéndola peor. Vomito en ustedes y juego con cada neurona de su cerebro.
Inyecto locura e inestabilidad en su psiquis y todo lo que encuentro lo vuelvo un juego.
Cuando tengan miedo, recuérdenme, me encanta hacerlos sufrir, me alimento de su sufrimiento mental.
No soy humana, pero aún nadie sabe de quién ni de qué es mi disfraz.
No tengan miedo de la muerte, tengan miedo de no morir.
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