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Lo fuimos todo.

Éramos vientos que soplaban en contra de sí.
Tú eras caliente, y yo era frío. Y así era como el torbellino nos llevaba.


Éramos dos niños que jugaban a retorcer los cuentos.
Así que éramos un inicio feliz, y con distintos finales fatales.


Éramos la cuerda floja. Y la relación caminaba sola, con temor y egocentrismo.
Con amor y masoquismo.


Éramos rocas de río que finalizaron en un mar.


En la relación fuimos una rosa. Yo fui la espina, y tú, el tallo en sí.
La belleza era el silencio, cuando hablábamos a besos.


Fui más acciones de peligro, que de bonanza. Y así fue como tú me quisiste.
Y fuiste más acciones de esperanza que de vértigo. Y así, por completo, te quise.


Éramos todo.


Éramos un viernes de malas ganas, y un lunes de buenos besos.


Éramos...

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