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Que no.

Que no
y que no estoy
y que no existo.

Nacimos muertos
con la única esperanza de morir intacta
sabiendo que sólo vemos luz
esperando que
en algún momento
la luz se ausente
y con ella, lo que llevemos dentro
si acaso sentimos
si acaso llegamos a sentir algo cuando podíamos percibir la luz.

Mientras, yo voy cayendo,
lentamente
sostenida por globos
hundida por mi cabeza
sobreviviendo con mis pulmones
 que al parecer aún funcionan -O algo así-

Que no
y que no estoy
y que no existo -me digo-
mientras respiro
mientras me siento a pensar
mientras escribo
mientras me doy contra las paredes.

Que no
y que no estoy
y que no existo -Me hago creer-
Y hago la prueba, dándole punzadas a mi piel
haciendo grietas superficiales
dándome dolor
algo qué sentir.

Que no
y que no estoy
y que no existo
y que no siento
y que no vuelo
y que no respiro
y que no... No. -Termino diciéndome antes de dormir-

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