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Memoria no precisa.

Dentro de poco ya serán 3 días en estado de autonomía e independencia.
Mi acompañante es un completo desconocido que ha permanecido conmigo durante mis 16 años de vida.
Primer día, despierto y me veo en el espejo. Siento cómo el cordón umbilical ha sido cortado. Mis responsabilidades me las sé por inercia, y ésto se debe a la costumbre. Inicio las tareas, tengo compromisos pero lo pospongo para luego. Pongo todo mi tiempo en ordenar mi habita para poder rondar de aquí para allá y de allá para acá sin quejarme de nada. Sin que el desconocido note que su complemento no está cerca. Culmino mis tareas y algunas más. Estoy exhausta y me entretengo un rato. Me siento diferente, intento leer, pero eso no funciona, mi mente no está dispuesta a no leer algo sin drama. Me siento frente al computador y empiezo a escribir, publico, y me largo. Hay que comer algo, pero no me apetece nada, me recuesto un rato, y se me va la noción de la conciencia.
Segundo día, estoy preparada para la diversión. Preparada para olvidarlo todo. Quiero reír hasta que me duelan las mejillas y hasta las costillas. Quiero que se me infecte el alma de felicidad. Tengo complices, tengo complices que me acompañan hasta el final. Me aparto de mi habita para entrar en un aura completamente diferente... Estoy emocionada, no sé por qué. No sé qué espero hacer hoy pero estoy realmente emocionada. Inicia la diversión, y vamos por ronda. Vamos, cada quien que de dinero pues la bebida quiere ser acompañada de fruta cítrica y sal. Entonces llega, y empieza la ronda, y la otra, y la otra y, allá vamos, con conciencia pero sin cordura. Estoy feliz, realmente feliz, quiero moverme. No puedo quedarme quieta. Mis pies quieren flotar y caer, flotar y caer. Mi brazo de agita y mi cintura se mueve con sigilo. Mis cómplices están conmigo, yo estoy con ellos. Yo soy cómplice de ellos. Bien, finalizó el reparto y hubo un estómago que estalló. Acabo la reunión, nos vamos los cómplices a crear un aura mejor en mi habita. Llegamos y esperamos algo mejor, entran a la cocina y se las ingenian. Yo no tengo hambre, mi cordura desapareció hace rato, capturo imágenes de recuerdo. Música para mis oídos, sigo feliz, todos estamos felices. Un poco más de bebida de la casa, un poco, sólo un poco. Comida, comen, yo observo, flotan y caen, flotan y caen sus pies al ritmo de la música. Todos se mueven, arman parejas. Estoy bailando, por dios, ¡Estoy bailando! Bien, informo su hora de partida porque no sé con exactitud la hora de llegada del desconocido que habita conmigo. Seguimos un poco más la diversión, luego se van y yo quedo feliz. Feliz con las imágenes capturadas. Las tengo de recuerdo porque siento que no me queda mucho que vivir y sólo me queda recordar.
Se hace de noche y mi cena es la adrenalina y cansancio que tenía. Y por supuesto, un gran dolor de cabeza. Dios, ahora tomo conciencia de la poca cordura que tenía. Me enjuago el rostro, me miro al espejo y no sé bien lo que veo. Parece mi alma, pero viva, no sabía que estaba viva. Toco mi cama y ... Así es.
Tercer día: Despierto, es temprano. ¿Qué pasa? ¿Qué pasó ayer? El aura de ayer se impregno en mi. No recuerdo bien los hechos, pero el aura sí, perfectamente.
Es temprano, como ya dije. Al parecer mi reloj mental se acopló con el complemento del desconocido. A ella le tocaba despertar temprano, no a mi. Entonces recuerdo que tengo nuevas tareas por hacer, escucho el agua correr y verifico todo. Bien, todo bien, sólo es la ducha. Bien, mientras voy haciendo tareas mañaneras se levanta el desconocido "¿Todo bien?" pregunta éste antes de irse, pues iba de salida "Sí" respondo apenas. Y logro despedirme con un gesto. El día entero haciendo tareas, hasta que el desconocido avisa que va de regreso, ya es tarde, mediodía, y sin almuerzo. Bien, pido comida, y llega a las 2:30. Y una de mis cómplices llega a las 3 para realizar tareas escolares, fáciles. Copiamos, hablamos, recordamos, reímos y... Reímos y dejamos de copiar. Nos distraemos con recuerdos del día 2 en mi habita, lo que no recordaba, cómo todos saltaban, lo que no se puede mencionar es lo daba más risa y nos hacía apresurar nuestras carcajadas. Bueno, finalizó la tarde a las 6 y ella se va. Yo hago otras cosas, luego reviso el computador y recuerdo un evento nocturno. No sé cómo hablar con el desconocido. Pero lo hago, con incomodidad pero lo hago. Pido permiso y es permiso concedido. Me alisto con rapidez y a las 8 voy en camino. Bien, llegué. Que alrededor más genial sostiene mi aura. Mi mente se acopla a la perfección. Estoy en confianza y ya han escuchado de mi. Soy yo, sólo soy yo. Observo, hablo, escucho, sonrío, me río, conozco, me presentan, me presento, se escucha la música en alto. Mis ojos ahora están pendiente de alguien en específico cuando pasa frente a mi. Sin acosar su presencia, sólo observa al pasar frente a mi. Sigo hablando, escuchando, río. Nos invitan a estar fuera de casa, y nos colocamos al frente. Al principio ésta idea me incomoda, luego ya es un hecho, hay que relacionarse. Lo hago con disimulo, pues ya saben de mi. Bien, miren qué hay aquí. Bebida simple y sin acompañante alguno, sólo shots, golpes de pecho. Me invitan a tomar, bien, recibo la oferta, 1, 2, 3, 4, 5 y no creo que deba contar más. Entro, salgo, escucho la música, la canto, la grito aunque no sea mi estilo. Mi mirada está aún alerta, pendiente, pendiente y aleatoria. Así. Bien, entro, salgo, entro, salgo, canto, escucho y río. Adivinen qué. Creo que me voy... Están conmigo secuaces y con uno me debo ir, es quien vive cerca de mi, claro está. Pues me iré, así es, son casi las 12 así que llegaré temprano a mi habita. Bien, ésta noche estuvo bien, reí más de lo que creí que reiría.
Vamos camino a casa y estoy a gusto con la compañía. Un secuaz y su deudo con su allegado en el auto. Vamos riendo, y eso es bueno. Mantiene mi aura libre de mi, aunque en éstos momentos estoy feliz, estoy en sosiego.
Bien, llegué a casa, y hay que comer. Invento un poco, y ya la cena está lista. Un poco más de tiempo y desaparezco esa indumentaria de fiesta, y me coloco una vestimenta más cómoda. Voy al baño, me enjuago el rostro, me veo al espejo y... Veo un poco de sombra negra en mis párpados inferiores. Se me corrió un poco el lápiz con el agua, y el jabón no quitó todo el "maquillaje", pues para mi es lo único que debo usar, en ocasiones. Bien, aplico jabón nuevamente para remover esa sombra, y me cae un poco en el globo ocular. Siento ardor, pero en mi subconsciente sólo presto atención a mis lagrimales, va saliendo un par, se acumulan y caen por las mejillas... De pronto mi cordura está casi en su sitio y mi conciencia igual. Enjuago bien y me miro al espejo nuevamente... Aún no sé lo que veo, pero al parecer soy yo. Bien, estoy por pensar que he de vivir de éste tipo de recuerdos toda mi vida... O la poca que me queda.
Bien, es todo, estoy limpia y cómoda, voy a dorm... No, esperen, está llamando el desconocido, contesto, le explico cómo llegué, y él me avisa que trae cena, pues bien, ceno por segunda vez mientras sostengo una charla nada relevante sobre un tema de televisión. Pues es un tema fácil y que podemos mantener sin más. Bien, acabamos la cena, y ahora sí éste se va a la cama, y su servidora y narradora, a escribir, para luego dormir.

Son las 2:52am, así que en un par de horas el complemento de el desconocido, vendrá, camino a su habita, mi habita. Nuestro aura de, no sé qué cosa. Volverá a casa con sus otros adefesios que destruyen mi habita.
No estoy ansiosa, sólo estoy... Por ahora sólo estoy escribiendo, y ya estuve feliz, ahora cambiaré a mi estado neutral, normal. Mi posicionamiento común.

Fui feliz con mis complices, y reí al aire con mis nuevos secuaces de segundos.

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