Vamos. Ahórcame cada vez que puedas.
Tus palabras son un constante apuñalamiento, lo sabías? Te has convertido en un homicida para mi interior.
Te temo.
Pero... Qué puedo decir? Dónde quedaría yo?
Soy la mierda hecha materia.
Excuso mis pecados con mi inferioridad.
Ya mi debilidad mental los tiene fatigados a todos. A ti más que a todos.
Vamos. Ahórcame cada vez que puedas.
Tienes de mí una ligera imagen manchada de sangre en tu mente. Tu mente no ayuda, te juega en tu contra.
Lo lamento.
Qué más podría decir?
Vamos. Ahórcame cada vez que puedas.
Cada vez que abro la boca, inhalo las palabras que vaya a decir, porque, claro, debo consumirlas antes de expulsarlas de mi.
Una palabra errada y van tus manos directo a mi cuello.
Una palabra mal interpretada y serán tus palabras vestidas de puñales directo a mi pecho.
Una palabra en falso y al segundo estaré en el suelo desangrando.
Cuánto más estaremos en esto?
Con mis pecados de por medio...
Con tu boca preparando las municiones.
Yo preparando el chaleco antibalas.
Tú desvistiéndome.
Yo amándote... Pidiendo una disculpa cada vez que muero.
Cuánto durará esto...
Cuántas veces moriré?
Lo lamento.
Qué más podría decir?
Vamos. Ahórcame cada vez que puedas.
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