La felicidad de los miserables.

Quiero parar... Quiero dejarte. Quiero dejarme.  Quiero dejar de querer saber de ti. Quiero dejar de sentir dolor. Quiero dejar de sentirte, quiero dejar de extrañarte.  ¡Quiero dejar de sentirte!  Y ahora tú sientes a alguien más.  No, no estropearé nada. No tengo el poder, ni las ganas de hacerlo.  Estoy acabada, realmente acabada...  Y ahora tú sientes a alguien más.  Quiero parar...  Mis mejillas me duelen, amor perdido.  Mi alma duele.  Mis lágrimas duelen. Mi pecho duele. Mis pulmones duelen.  Mis latidos duelen.  Me dueles. Suerte, amor de mis amores. Ahora tú sientes a alguien más.  A ti, que se te hace tan difícil sentir, te deseo lo mejor. Pero, por favor, lejos de aquí.  No quiero saber de ti.  Quiero dejar de querer saber de ti. Quiero dejar de sentir dolor. Quiero dejar de sentirte, quiero dejar de extrañarte.  ¡Quiero dejar de sentirte! Quiero parar. 

No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mi, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos. Morimos en mi cuarto en que estoy solo, en mi cama en que faltas, en la calle donde mi brazo va vacío, en el cine y los parques, los tranvías, los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza y mi mano tu mano y todo yo te sé como yo mismo. Morimos en el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí, y en el lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada, y cierto , interminable. Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos entre los dos, ahora, separados, del uno al otro, diariamente, cayéndonos en múltiples estatuas, en gestos que no vemos, en nuestras manos que nos necesitan. Nos morimos, amor, muero en tu v

Ya no distingo el dolor entre mis cortinas de piel. Ya no me quedan esperanzas entre mis cicatrices. Lamento tanto tener  que lamentar perderte... Pero esta bien, me encanta sentir la tierra, y caer más abajo. Sabía que algún día iba a sentir esto. He estado esperando por esta caída toda mi vida. Y acá estoy, enterrada, sin ganas de salir a ninguna parte. ¡Déjenme acá! ¡Acá esperaré mi muerte! Vaya alivio, ya no te espero... Ya no distingo el dolor entre mis cortinas de piel. Ya no me quedan esperanzas entre mis cicatrices. Pero esta bien, porque estoy bien, porque me siento bien sintiendo tanto dolor... Estoy bien, amándote más que nunca, odiándome igual que siempre. Acá esperaré mi muerte, sonriendo, desfalleciendo, desvaneciéndome. Estoy bien. Espero tu igual, pero mejor. Ya no te espero.

Quiero sangre humana de cumpleaños. Quiero acostarme en medio de toda esa sangre, e imaginar mis mil y un posibles tragedias... I just want to feel something. I want to feel something close, I want my death so close.

¿A qué juegas? Pajaros vuelan por mi ventana y sólo conjuran mi muerte. ¿Los pueden oír cantar? Me estoy envenenando entre cada carcajada, y mis lágrimas se acumulan en la comisura medial. No puedo ver. ¿Me guías? ¿A qué juegas? Vida... ¿A qué juegas? Tómame por la cintura y bailemos a la melodía del infierno... lento, despacio. Navega mi piel y limpia todos mis pecados. ¿Podrías tomar mi mano y tallar mi muñeca con tu sangre? Puedes quemarme. Ahora, ¿Sabes a qué juego? ¿Me conoces? Juguemos a que cada quien jugará algo distinto, pero al mismo tiempo. Muérdeme, y te quemo. Tállame y te acaricio. Limpia mi piel, pero no me salves. Yo limpiaré tus venas, pero contaminaré tu alma. Es una advertencia. Me gusta hacerles saber a mis víctimas lo que se les viene; sobre todo porque jamás me creen, hasta que lo sienten. ¿A qué juegas? Navega mi piel y limpia todos mis pecados. Puedes quemarme. Yo limpiaré tus venas, pero contaminaré tu alma.

¿Estás bien, querida? ¿Hace cuánto no te sentías tan confundida? ¿Recuerdas cuando podías controlar lo que sentías? ¿Recuerdas cuando elegías estar en neutralidad? ¿Estás bien, querida? Deja de rasgarte. Nada más patético que quien se tiene lástima así mismo. Deja de mentir para luego querer creer lo que inventas. Deja de lado tu inestabilidad psicológica inventada. ¡El que tengas un desequilibrio mental no te da derecho de jugar con las demás personas! ¡Deja de hacerte la maldita víctima! Deja de gritarte. Deja de gritarme. Deja de señalarme. Deja de temblar. Deja a un lado tu pensar, y sólo di lo que salga. Vomita a quien quieras, pero deja de presionarte para luego querer explotar. ¿Qué enfermedad es ésta? Eso de sentir lo mismo mil veces por día, de manera diferente, con conclusiones distintas. Si no te sientes capaz de tomar una decisión, entonces suelta todo. Deja de tomar lo que no te pertenece, deja de agarrar lo que no puedes sostener. ¡Suéltate! Deja

Bien, ¿algo divertido y a la vez escalofriante? La manera en la que notas que una buena persona, puede ser una cínica persona, una mala persona... Tan sólo por milésimas de segundo, no importa, se sintió la fragancia de la locura real, la que os lastima. Me lastima. Le temo a la vida y a sus vueltas de mierda. Le temo a la vida y a su cinismo le temo a la vida y a su gloria le temo a la vida y al miedo que te hace tragar. le temo a la vida y a sus diversas formas de volverte un culo por nimiedades pero sobre todo... Le temo a las buenas personas. Me lastima, me lastimas, me lastiman. No, no es divertido, no, no es escalofriante. Notar que alguien bueno puede ser cínico de manera agresiva es realmente doloroso. Le temo a la vida, pero, sobre todo... Le temo a las buenas personas.

Creo que la soledad es mi mejor acompañante. Con ella, no me da dolor saber que la destrozo, que la utilizo, o que la manipulo, y la uso a mi parecer. La soledad y yo tenemos un balance. Un balance que nunca he tenido con ninguna relación. ¿Por qué me dan el control? ¿Qué acaso no aprenden que yo no paro de cambiar de canal? No soy, y jamás he sido estable. No tengo miedo, sólo llevo dolor. Dolor de tenerte. Dolor de querer tenerte siempre. Y dolor por no dejarme tenerte por completo. Dolor por el abandono que brindo. Dolor por el dolor que proporciono. Dolor por el placer de sembrarlo Y dolor por el dolor que cosecho y destierro con cinismo. No tengo miedo, sólo llevo dolor. ¿Podré amar sin poseer y repartir dolor, algún día? Creo que la soledad es mi mejor acompañante. Con ella, no me da dolor saber que la destrozo, que la utilizo, o que la manipulo, y la uso a mi parecer. La soledad y yo tenemos un balance.

Para ser sincera; nunca me he enamorado de la vida, en realidad jamás he planeado hacerlo.

Encontrar el amor es la cosa más difícil, y complicada que me he permitido hacer. Recuerdo esos "No necesito a nadie" tan creíbles, tan sostenibles. Juro que lo sentía así... Ese es el problema de cuando te enganchas una vez: Cuando ya no te tienes de qué sostenerte, buscas cualquier otra cosa. ¿Mi único error? Enamorarme por primera vez, y luego, todas las otras. ¿Que hay un sólo y único amor? Falso. Me he enamorado de ciudades,de sueños,  de el estudio, de la galaxia, de amigos, de científicos, de almas, de estilos, de bailes, de canciones, de fiestas, de estar con mis amigos, de el alcohol, de la droga, de mi cama, de la soledad... Me he enamorado de el amor. Y ese es el peor de todos los amores: El amor. Extraño sostenerme de mí misma. Extraño tanto estar bien.