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Mostrando entradas de diciembre, 2013

¿Alguien se atrevería a pintarme?

Éstas ojeras no son fáciles de captar, tienen cansancio, agotamiento, alucinan de tanto sufrimiento. Están en agonía al no poder contar el tiempo, no sé cuánto tiempo llevan conmigo ¿Puedes descifrarlo tú? Ellas tienen demasiado que decir como para que sólo salgan de un pincel. ¿Podrías dibujar mi mirada? ¿Y todos esos caminos que cree, jamás verá, y esos otros que ha imaginado, y esos últimos que son recuerdos? ¿Cómo dibujarías mi sonrisa? Podría mostrarse cicatrizada ¿Se vería cada beso en mis labios al dibujarlos? Mis mejillas, por favor coloradas, siempre lo están, aún sin mi consentimiento. Mis brazos, sutiles, han de ser ligeros, al igual que mis manos. En mis manos han quedado rostros marcados por las caricias que he dado, eso sabe bien. Espera, espera... ¿Y mi piel? ¿Cómo dibujarías mi piel? Ella añora sentir. Mi piel, sus añoranzas, sus lunares, cada poro, cada grieta, mi piel y su rabieta de no querer que la toquen, añorando sentir. Oh, y mi cabello... Es importantísimo,

Mira Bai -Malú Urriola-

Este cuarto está frío, de tanto que he helado mis huesos, comienzo a creer que el sol brillará en otras partes, menos en este apartamento, fumo, uno, dos o más paquetes de cigarros, el placer de un dolor mayor que no llega, para alivianar la dura carga de la mediocridad, del universo inmemore. Imposible cortar mis palabras, una muralla cae dentro de este cuarto, despedazando, el único espacio solitario, el ruido del vulgar clamor, las revelaciones de la locura, una noche sin la deliciosa mudez, sin el afiebrado transpirar, de recurrir arrobada al tecleo de la máquina. "Este amor errante es la raíz de todo sufrimiento" Malú Urriola

El Jardín de la Señora Lydia.

Giro, bajo, salto, camino, escucho mis pies, y el sonar del reloj, salto y aterrizo en "cúmulus", salto de nuevo y ese árbol inmenso, ausente de hojas, me atrapa con sus ramas, creí que me rasparía, pero éste árbol fue tan sigiloso que apenas sentí que me había atajado. Éste jugaba conmigo a los malabares, yo empezaba a marearme, era irritante, no me escuchaba cuando le decía que parase al instante, al estar a punto de gritarle que me soltase, me lanzó y me hizo aterrizar hasta el mar, hasta el sur del océano pacífico. Llegué entonces a nadar por mucho tiempo, pero no quería saber por cuánto, pues no quería reloj, odio los relojes, avisando el tiempo, haciéndose el importante, como si dominase nuestras vidas. Al demonio con eso. Entonces paré de nadar y sólo floté... Cerré los ojos y, de pronto, al abrirlos estaba en pleno jardín, era el jardín de la Señora Lydia, una mujer de 58 años, llevada por la vida con agotamiento y felicidad, había sido pianista, pintora y finalizó s
"No tengo nada porque no lo tengo. Nunca creí que él fuese todo para mí y que, despegada de él, fuese un montón de basura" - Kahlo

La espera de algo recíproco.

Mirada que grita palabras que se van suspirando, mirada con deseo y ansiedad, mirada con esperanza y designación, querer realizar una acción de cambio con el miedo obstaculizando el movimiento, esperando una señal de sosiego, un permiso para hacer las pases. Mis disculpas, no soy capaz de perdonar.
Mira dónde estás, observa tu alrededor Enamórate de tu desdicha Haz que florezca una desolación en tí hasta que quedes desecha Túmbate en el suelo y cava una tumba, piensa por qué entrarías allí Piensa bien ¿Acaso no sería aburrido? Estar en un mismo lugar para toda la eternidad Está bien liberar a tu alma, pero ¿Por qué no mejor seguir prisionera para seguir descubriendo más sensaciones humanas e inhumanas? Está bien sentirse débil, que tu mente no esté en donde debería, apartando tanto, succionando mucho más que locura, está paciente, tu liberación será más pronto de lo que crees. Entonces, sigue allí, derrumbándote, mira dónde estás y observa a tu alrededor Tu desdicha ahora es tu mejor amiga y te hace ser lo que eres, un monstruo verdaderamente in-temible y apacigüe. Sigue moviéndote, sería muy aburrido no ser prisionera, no odiar, no sentir, todo para que luego tu selda quede sin tí, sin nada,  en el olvido. No esperes el olvido, no esperes a la muerte, sigue hasta que vea
Moriré esperando. Moriré esperanzada. ¿Sabes qué necesito? Necesito la confianza necesaria para seguir en ésto. Quiero respirar sin sentir que algún día me quedaré sin aliento. Quiero no suspirar de impaciencia. Necesito estar equilibrada, pues vivo temblando, tropezando. Debo pedir un reloj, no sé qué hago con el tiempo. Lo malgasto, lo pierdo, voy en dirección contraria a éste. Vivo en constante desequilibrio mental. Todo ésto me derrumba de a poco. No veo mis sueños, ni mis metas, ni mis posibilidades. Espero ver todo ésto algún día, pero es inútil seguir así. Moriré esperando Moriré esperanzada.
He quedado sin aliento de tantos suspiros. Te he esperado por un largo tiempo, me he cansado, me he rendido, y aún así, te sigo esperando. No trates de encontrar lógica a eso, pues no la posee. Pero por favor, te suplico inútilmente que me encuentres. Escucho los tic- tac de cada reloj, son los segundos que no te tengo. Estás ausente en ésta parte de la ciudad, pero te estoy esperando. ¿Por qué te has demorado tanto? Te has equivocado de dirección, pero te veo feliz, ¿estás feliz? ¿Te sientes feliz? Ya he tratado de salvarte, pero mi imaginación no hace mucho, imaginarlo no basta, y sólo con estar cerca de ti no haré nada. Nada más que estar rozando a menudo mi dolor.